¿Cuántos significados tiene la palabra ladrillo?
Según el Diccionario de la Real Academia Española, un ladrillo es una “Masa de arcilla en forma de paralelepípedo rectangular, que, después de ser cocida, sirve para construir muros, solares, habitaciones, etc.”
Pero claro, nuestro idioma no puede quedarse tan tranquilo con una sola acepción, es demasiado original para ser tan simple. Así que también añade las siguientes:
- Elemento de construcción semejante a un ladrillo hecho de otra materia.
- Labor en forma de ladrillo que tiene algunos tejidos.
- Cosa pesada o aburrida.
Esta última es una de las formas más coloquiales de emplear la palabra en cuestión. Cualquier cosa o materia que consideramos pesada o difícil de soportar la consideramos un “ladrillo”.
Esto no es todo, hay más formas de utilizar la palabra “ladrillo” sin referirse a la pieza de construcción. Si un objeto destinado al descanso o comodidad es muy duro o incómodo, decimos que es “duro como un ladrillo”. También, continuando la dureza, si una persona es poco empática o no se deja llevar por las emociones, decimos que “tiene un corazón duro como un ladrillo”.
Llevado a un sentido más figurado, si queremos referirnos al principio de una cosa, acción o emprendimiento, lo llamamos “poner el primer ladrillo”.
Y continuando con sentidos figurados, si salimos de nuestras fronteras, nos encontramos que en Perú, cuando una persona es muy trabajadora o estudiosa, se dice que es un ladrillo. Y en El Salvador, una persona que bebe mucho sin embriagarse, se dice que es un “ladrillo seco”.
Queda clara la riqueza de nuestro idioma y los múltiples usos que podemos dar a la palabra ladrillo. Seguro que se te ocurre o has escuchado alguno más.
Y para acabar te dejamos con una frase del irrepetible Steve Jobs: “A veces la vida te pegará en la cabeza con un ladrillo. Pero no pierdas la fe”.