El sector del ladrillo crece el doble en 2017.
El pasado 31 de marzo, el Gobierno presentó el cuadro macroeconómico en el que estimaba que la tasa de crecimiento de la construcción en 2017 sería del 1,9%, similar a 2016. Sin embargo, a primeros de julio el Ministerio de Economía ha corregido esa previsión llevándola hasta el 3,9%; es decir, en tres meses el Gobierno ha duplicado las previsiones de crecimiento para el sector de la construcción situándolas en el doble que en 2016.
Desde el Ministerio recogen el fuerte avance del sector y confirman que “todos los indicadores han sorprendido al alza”, principalmente apoyados en la aceleración en la edificación de viviendas. El repunte, siempre según los datos que maneja el Ministerio, se basa en el número de viviendas iniciadas, que en el primer trimestre ascendió a 19.498, ¡a un ritmo de 217 al día!
Una consecuencia inmediata ha sido el crecimiento del sector del hormigón, situado en el 10,8% en los primeros cinco meses del año, llegando a rozar los cinco millones de toneladas, medio millón más que en el mismo periodo del año pasado.
A pesar de estas cifras, desde Economía quieren ser prudentes y destacan que aunque el 3,9% pueda parecer un ritmo alto, hay que tener en cuenta que partimos de niveles muy bajos y por tanto los volúmenes siguen siendo bajos. Según sus cálculos, y teniendo siempre en cuenta el ritmo señalado, en 2020 el sector de la construcción estaría un 10% por debajo de los niveles alcanzados en 2010, ¡y un 36% por debajo del pico alcanzado en 2007!
Tanto desde el Ministerio de Economía, como desde el de Hacienda, destacan que el crecimiento es mucho más equilibrado ahora que en los años de la tristemente famosa burbuja inmobiliaria, dado que son las exportaciones de bienes y servicios las que están tirando de nuestra economía al alza.
Ahora la pregunta que debemos hacernos es: Si seguimos creciendo, ¿aprenderemos de nuestros errores pasados?
