Pabellón Experimental del Ladrillo
Experimentar es algo intrínseco al ser humano. La Real Academia Española describe la palabra “experimentar” con la siguiente definición: Probar y examinar prácticamente la virtud y propiedades de algo.
Y eso es lo que han hecho en La Plata, Argentina, Sofía Botteri y Patricio Connell, un joven matrimonio de arquitectos, probar y examinar las propiedades del ladrillo. Y el resultado es espectacular.
El encargo surgió del padre de Patricio, también arquitecto, para hacer una nueva casa familiar en una quinta donde pasaban el verano, ya que la antigua casa era muy vieja y tenía serios problemas de humedad, y decidieron demolerla. El proyecto era hacer una edificación con cuatro habitaciones, cada una con su baño, ya que la cocina y elementos circundantes estaban ya en otra edificación a pocos metros.
Y ahí empezó la idea. Acostumbrados además a utilizar el ladrillo de forma predominante en todos sus proyectos, decidieron dar una vuelta de tuerca más y no utilizar el ladrillo para construir muros o paredes, sino como cerramiento; y lo más espectacular, sin utilizar mortero para unirlos. La idea era que el ladrillo fuera la “piel” de la nueva vivienda.
Durante seis meses investigaron y experimentaron, y el resultado para el Pabellón Experimental del Ladrillo, así lo llamaron, fue “coser” los ladrillos. Dispusieron los ladrillos en forma alternativa dejando espacios vacíos, sobre un bastidor metálico, y “cosiéndolos” con varillas metálicas, creando paneles movibles de 66 ladrillos cada uno. Ésa es la “piel” de la casa, y como se puede ver en las fotografías da una sensación de amplitud y libertad absolutas, al margen de la luminosidad que proporciona. Evidentemente, en el interior existen otros tipos de cerramientos para aislar las habitaciones del frío o el calor.
Una vez más se demuestra que la imaginación nos lleva a resultados sorprendentes, y que utilizando los materiales más sencillos se pueden lograr soluciones espectaculares. En este caso el beneficiado ha sido el modesto ladrillo, y nosotros que nos alegramos.
